Se llama Ares, una de las cuatro únicas crías de gibón de mejillas doradas nacida en cautividad en el último año. Tiene la particularidad de haber nacido en Málaga, muy lejos de las selvas de Vietnam, Laos y Camboya. El BIOPARC de Fuengirola es el único parque zoológico de España que trabaja en un programa de reproducción del gibón de mejillas doradas (Nomascus gabrielae) desde que en 2003 se inaugurara el área de Sudeste Asiático y llegara la primera pareja de gibones.
Los gibones son primates que habitan en el Sudeste de Asia y de los que actualmente existen 17 especies, todas ellas en peligro de extinción principalmente por actividades antrópicas (deforestaciones, explotaciones agrícolas y ganaderas, trampas ilegales…). El gibón de mejillas doradas presenta un curioso dimorfismo sexual: los machos de color negro y las hembras rubias, pero compartiendo ambos sus características mejillas doradas. Al nacer portan el color rubio, mimetizándose con el pelaje de su madre al engancharse a ella, en un claro ejemplo de adaptación evolutiva. A los dos meses su pelaje se volverá de color negro y con la pubertad volverá a aclararse en el caso de las hembras.
Además, a diferencia de la gran mayoría de primates, se trata de una especie monógama, en la que los grupos están constituidos por un macho, la hembra y sus crías. Cuando éstas alcanzan la madurez, se independizan y formarán sus propios grupos. Además, esta pareja se mantiene a lo largo de su vida.
Video de la cría de gibón con su madre (Fuente: Bioparc Fuengirola).
Pese a toda la controversia sobre ver a animales en cautividad, destacar que la gran mayoría de los zoos actuales cumplen una importante labor de conservación de la biodiversidad a través de programas de cría en cautividad para repoblaciones, investigaciones científicas o simplemente concienciar a sus visitantes de la necesidad de conservar partes de la magnífica biodiversidad que habita en territorios muy lejanos al nuestro. No lo olvides: lo que no se ve con los propios ojos puede desaparecer por la acción intencionada de unos cuantos y nadie lo echará en falta.
Texto y fotografías: Francisco Villena